miércoles, abril 01, 2009

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UN ABRAZO!!


martes, marzo 31, 2009

No paraba de llover, de nuevo.

Último día del mes, y últimos 40 minutos. Deberían bastar para relatar algunas cosas que debo a alguien, al igual que algunas llamadas, algunas felicitaciones, algunos abrazos, algunas disculpas... y algunas explicaciones.

Ahora que vuelvo a escuchar como golpea la lluvia en los cristales en estos primeros días de la primavera en la que aún se le ve la cola al invierno, podría decir que me siento inspirado, pero.... no es así precisamente. Sea como fuere, alguien me pidió que escribiese algo acerca de mi último cumpleaños, al igual que escribí sobre el del año pasado.

Lo que mejor recuerdo de este último cumpleaños (ahora que han pasado unos días, y he podido asimilarlo), fue la lluvia. No paraba de llover. Pero en absoluto fue signo de mala suerte; más bien diría todo lo contrario. El fin de semana comenzó un jueves junto a una cerveza con los compañeros de trabajo y una llamada inesperada de por medio: mi hermano me esperaba en casa; en mi casa!! Dejé caer cinco euros sobre la mesa y salí de aquel bar sin apenas rozar la puerta camino a casa, para acabar tomando unas tapas y una cerveza, con mi hermano (que por primera vez venía a verme a Barcelona), justo antes de cenar.

El día siguiente fue aún más extraño, y por si fuese poco, se puso a llover con más fuerza. Acercándose la hora de la cena, suena el timbre, y pasa por mi cabeza el ver a mis amigos en la puerta, quizás devolviéndome una sorpresa de otro año. Pero no eran ellos. Con una maleta a cada lado creía ver a mi otro hermano y su mujer gritando "¡Sorpresa!".

Era increible estar hablando en el salón con un hermano, y viendo a otro saliendo de la habitación de invitados. Los dos en casa, esta vez, en mi casa (por primera vez). No pude contener las lágrimas, y el enmudecimiento que me acompañaba desde que abrí sorprendido la puerta se cortó soltando toda la emoción que llevaba dentro, del único modo que pude. Fue como volver a aquella buardilla en la que convivíamos los 6 miembros de la familia, pero todo había cambiado. No había hule en el suelo, sino parqué; tampoco hacía frío porque la calefacción estaba encendida. No había ruido de fondo proveniente de una pequeña tele en blanco y negro Sanyo, donde estuviese sintonizada tve1 (o tve2, si estaba en hora de emisión).

Estaba todo planeado! Incluso una reserva para cenar, para luego irnos a tomar una copa en "el Mediterráneo", mi pub favorito de Barcelona donde cantautores "aún" no conocidos versionan clásicos de los grandes. Pero cuando llegamos (tarde), despues de volver a compartir un lavabo entre todos (esta vez con una ducha), aparcar el coche y llegar a la puerta del restaurante... algo me dijo que esa noche no iríamos a el Mediterraneo: se puso a llover aún con más intensidad.
Manel, que cumple años el mismo día que yo, estaba fumando en la puerta, esperando también una sorpresa (ya no tan sorpresa) en cuanto entráramos. Y así fue... todos mis amigos (que no estaban todos los que eran, pero si eran todos los que estaban), me esperaban alrededor de una mesa que poblaban unos 30 individuos con una fotografía mía a modo de careta.

Una cena en la que no pude dedicarle a todo el mundo todo el tiempo que me hubiese gustado, una copa después en la cervecería donde me besé por primera vez con la persona más importante en mi vida, y una recogida más o menos a tiempo. Desde aquí las gracias a todos los que acudisteis, y a todos los que no pudisteis, no quisisteis o no llegasteis a tiempo.

El resto del fin de semana, cubierto de momentos para recordar, como pararnos a la entrada de Portal del Ángel, en plaza Cataluña, escuchando a unos músicos versionar a Police o Eagles, llegar a las 3 de la mañana jugando a "el gran Dalmuti" riendo como hacía tiempo que no lo hacía, comer en familia, despedir a mi hermano en el aeropuerto, abrazarme al hermano que se quedaba en tierra conmigo un día más y me consolaba...

Aquel fin de semana, estuvo lleno de momentos, a día de hoy recuerdos que me erizan el vello. Aquel fin de semana, a pesar de que faltase mi hermana (por causas de fuerza mayor), de que no hubiese verdes prados allá donde mirase, que el suelo no oliese a sidra y serrín, a pesar de que la nieve no encumbraba ninguna montaña y de que hiciese un sol estupendo... aquel fin de semana fue como volver a estar en casa.

Aquel soleado fin de semana fue como volver a sentir aquella lluvia que calaba hasta los huesos... y fue como volver a estar en casa.

lunes, marzo 16, 2009

No paró de llover

Cómo olvidar un fin de semana, en el que no paró de llover desde el jueves, hasta el lunes. El tiempo que pasé fuera de casa, siempre con el paraguas sobre nuestras cabezas. Cuando estaba en casa, lluvia

lunes, enero 05, 2009

Feliz 2009, fuese grande el cerdo, o no.

Una canción/cántico (allí en la tierra astur, un canciu) de la misma procedencia que el que sucribe, y más concretamente una de sus estrofas, ilustra lo que podría ser la frase del 2009, o al menos de un enero que asomaba ya su cuesta el noviembre pasado:

Maria, si vas al horru,
del tocín corta pocu;
munchos meses tien el añu,
y yera pequeñu'l gochu.

Traducido vendría a ser: María, si vas al horreo (donde se almacenaba la matanza, el grano, aperos...), del tocino corta poco; tiene muchos meses el año, y era pequeño el cerdo.

Llámenlo como quieran, pero no había visto nunca tan bien reflejado el dicho popular de apretarse el cinturón :-P

FELIZ 2009.