lunes, marzo 10, 2008

No sólo "House" cojea


Tras largo tiempo sin escribir, no podía comenzar de otra forma que con una crítica (más) a la ciudad que me enamora a la par que me desquicia. Y es que las obras en una gran ciudad son el pan nuestro de cada día; que las obras se alarguen más de dos años, es sólo fruto de ayuntamientos a los que les importa bien poco el bienestar de los ciudadanos; qué te pongan un servicio de bicicletas que obstaculiza más el tráfico al no existir suficiente carril bici en toda la metrópoli, y nace para obtener beneficios y vender la ciudad como activa y ecologista, sugiere ya una tomadura de pelo. Pero no es ésta, que bien podría ser, la base de mi crítica.

Y es que tras obras de unos 3 años, como viene siendo la que nos brinda la remodelación de la plaza de Lesseps, o el corte desde hace casi dos años de la calle Roselló, no son nada aparatosas ni mucho menos incómodas a la luz de los resultados obtenidos cuando éstas son finalizadas (véase Barcelona 92, antes y después). Para muestra el botón de que tras tres años, aún siga en obras la plaza de Lesseps (y lo que queda tras varios cambios de proyectos), siendo el punto de congestión principal de la ronda del Mig (por no decir el único). Eso si, bonita, está quedando un rato, aunque sea 0% peatonal, y uno no sepa por donde circular por la escasa señalización.

¿Pero que podemos decir de Roselló, en la parada de Diagonal de la línea Azul (5). Esa majestuosa obra digna de un autor renacentista/barroco/bofílico/modernista y que viene cortando la calle Roselló, convirtiendo el paralelismo histórico del Eixample en albedrío peatonal, desde la calle Balmes al Paseo de Gracia? Es algo que basándonos el razonamiento de premisas y resultados, no desfallecemos anímicamente al cambiar y alargar nuestro recorrido día a día, en pos de un resultado europeísta y digno de una ciudad como Barcelona.

Pues bien, el resultado, tras varios meses de no emplear el metro, pude comprobarlo en persona al tomar el metro la semana pasada en Diagonal. Al añadido de nuevas líneas de metro (antiguas líneas de ferrocarril, que queriendo competir con metros como el de Madrid supongo, se han sumado a las filas del metropolitano), se le añade un nuevo suelo de baldosas resplandecientes, pulidas y brillantes, que desde la construcción del Palacio de Versalles nadie habría contemplado con excepción del centro comercial Gran Vía 2. Eso si... yo iba con una muleta, fruto de una accidentada lesión, y damas y caballeros, las impolutas nuevas baldosas que desentonaban con el resto de estación, pasillos y andenes a medio construir, hacían que a cada paso, mi muleta resbalase, haciéndome por más de una vez perder casi el equilibrio. No quiero imaginar a personas que apoyen 2 muletas y ambas resbalen al unísono, dejándoles a merced de la gravedad, y de probar con sus posaderas la textura cuasicristalina de las nuevas baldosas de la estación, dignas del camino a Oz.
Por cierto, sobre el ascensor, inaccesible a la par que inhabilitado a causa de las obras.

Y es que, señores políticos en fase de resaca electoral, dirigentes del ayuntamiento de Barcelona que velan por construir una Barcelona mejor para todos sus ciudadanos... no olviden que no sólo House cojea.

ACTUALIZACIÓN: Además de añadir la foto de escasa calidad que no muestra ni mucho menos el ruinoso estado de la estación en obras, comento acerca de los folletos que reparten en la estación con fotos simuladas del futuro resultado de tamaña obra, en la que se asegura que se ha avanzado en la accesibilidad para las personas con movilidad reducida.

3 comentarios:

Eva dijo...

Por suerte últimamente no tengo que moverme mucho por Barcelona pero sí lo hago por poblaciones del Baix y a cual peor.
Pero el sábado decidimos ir al Parque Güell desde Vallvidrera. Si digo que tardamos casi una hora de reloj en llegar creo que no exagero. Y es que es normal, el pobre GPS iba más perdido que un pulpo en un garaje.
Me alegro de que hayas vuelto. Besitos.

Quique dijo...

Que poder decirte de las obras...
Actualmente y en mi estado, yo las utilizo para meditar.
Me explico aunque tu ya me entiendes.
Que tengo que dar un rodeo, mejor, un rato más para reflexionar y recuperar fuerzas, que buena falta me hacen.
También tengo que decirte que el transporte público y yo no nos llevamos muy bien. Cosas de un pequeño burgués.
Pero para el caso es lo mismo.
Bueno, como tu comprenderás, bajo la amenaza no puede salir nada bueno.
Cuida ese tobillo que solo tienes un par.

Unknown dijo...

Es peor medir dos metros. Porque cojones los vagones tienen forma de tubo???? Cuando va lleno, y me he de quedar aplastado contra la puerta, además, he de ir casi de rodillas, porque el techo esta a 1,50m. En fin un calvario